
C.Suárez/Oceana.org
El animal más venenoso de la Tierra es la Chironex fleckeri, también conocida como 'Avispa Marina', una medusa de forma cuadrada que habita en las aguas de Australia.
Esta medusa contiene en su superficie unas ampollas repletas de veneno, con 20.000 unidades de entre 1.5 y 4 mililitros. El veneno es una neurotoxina cuya LD50 (dosis letal al 50% de los casos) es de aproximadamente 20 microgramos por Kg de masa del sujeto. Esto quiere decir que con simplemente 1.4 miligramos de veneno, puede matar a un hombre adulto, o lo que es lo mismo, con el peso de un grano de sal.
El veneno actúa rápidamente sobre el sistema nervioso, y después de una reacción inicial del tejido afectado que puede desarrollar ulceraciones y/o necrosis, se produce una parada cardiorespiratoria. Tiene 60 tentaculos de 3 metros de largo cada uno y suficiente veneno para matar a 60 personas.
Llevo varios días con las dichosas marcas rojas en el pecho, al lado del corazón. Son como arañazos profundos que escuecen, al levantar el ánimo por la mañana.
Cuando fui al médico; dijo que no tenía importancia. Diagnosticando una cardiopatía adictiva a los recuerdos.
Como si uno pudiese controlar los sueños… y los sentimientos. Aunque pudiese; creo que no lo haría, prefiero el dolor y sentirme vivo, a estar como un robot vegetal con bata blanca sin contaminarme con nada.
Piensan algunos que por ser así van a llegar más lejos… Igual sí, pero también más solos.
Busqué por internet síntomas como los míos. Angustia y palpitaciones ante ciertas noticias; de guerras lejanas, de niños pequeños que les hacen desaparecer sin piedad, de voluntarios olvidados, de políticos inútiles…
De nosotros mismos corriendo siempre, pasando por encima de lo haga falta si el fin lo requiere. Aunque dejemos a su suerte en las escaleras del metro a las ocho de la mañana a esa madre cargada con un niño en la mano y el carrito en la otra, a esa invidente esperando en el andén, al del cartel ‘soy pintor’ que canta a duo la canción del parado con el chico de la guitarra.
Al final, recordé el tiempo pasado en el mar; jugando al amor desnudo. Una noche, sentí caricias en mi cuerpo de finos hilos de seda, que al final acabaron en quemaduras del corazón…