Buscamos naranjas partidas que se ajusten a nuestra media vida. Así nos va… al poco tiempo acaba por secarse.
Quizás deberíamos vivir una vida completa y buscar alguna fruta sin partir; porque la fruta sin partir dura más.
Podríamos dar una oportunidad a la que por fuera está un poco arrugada o con señales de haber recibido un golpe o una caída… Algunas veces son las piezas más dulces.
En mi frutero de raíz de manzano tengo de inquilinos a cuatro más uno (por la rima)
kiwis que por muy buen aspecto que tengan; por dentro están como una piedra, insípidos sin olor, con un pelín de acidez.
Ayer compré naranjas con rabo(perdón, pero lo tienen muy hermoso) venían en una caja de plástico y no me fijé que su aspecto es rugoso y aviejado. Decidí probar una, antes de exprimirlas sin compasión para zumo, me llevé una grata sorpresa; su olor a campo inundó la cocina y sus gajos (sin pepitas) dulces como un beso inesperado.
Toda esta historia viene al caso por encontrar una mandarina, plena de vida, en el sitio menos esperado. Por las mañanas tengo esa sonrisa idiota, de felicidad, no hago más que pensar en cómo voy a acompañarla en el postre y el corazón se pone a 100 al escribir una poesía a la piel de una mandarina.
Quizás deberíamos vivir una vida completa y buscar alguna fruta sin partir; porque la fruta sin partir dura más.
Podríamos dar una oportunidad a la que por fuera está un poco arrugada o con señales de haber recibido un golpe o una caída… Algunas veces son las piezas más dulces.
En mi frutero de raíz de manzano tengo de inquilinos a cuatro más uno (por la rima)
kiwis que por muy buen aspecto que tengan; por dentro están como una piedra, insípidos sin olor, con un pelín de acidez.
Ayer compré naranjas con rabo(perdón, pero lo tienen muy hermoso) venían en una caja de plástico y no me fijé que su aspecto es rugoso y aviejado. Decidí probar una, antes de exprimirlas sin compasión para zumo, me llevé una grata sorpresa; su olor a campo inundó la cocina y sus gajos (sin pepitas) dulces como un beso inesperado.
Toda esta historia viene al caso por encontrar una mandarina, plena de vida, en el sitio menos esperado. Por las mañanas tengo esa sonrisa idiota, de felicidad, no hago más que pensar en cómo voy a acompañarla en el postre y el corazón se pone a 100 al escribir una poesía a la piel de una mandarina.
Que gusto me da descubrirte tan contento,sea mandarina o reineta el caso es que independientemente del aspecto ,sea una fruta entera y dulce,de esas que cuando se acaben dejen buen sabor de boca y no te expriman a ti en busca de su propio jugo....
ResponderEliminarCuidate y sé feliz.Besos
pues a mi las mandarinas sin pipos (pepitas) me parecen poco naturales, muy cómodas, pero poco naturales :-P .. y qué más da, no?
ResponderEliminardeva: Gracias, eso es lo que deseamos todos ¿No?
ResponderEliminarUn beso muy fuerte
tu: pues ten cuidado no te atragantes con las pepitasssss o los pipos o los pepes...Jajaja
que lindo, me encanto... tan simple y tan cierto....
ResponderEliminargracias x compartirlo!
muchos besos!
putear aca es maldecir, decir malas palabras...Poli una amiga me decia y tiene razon que todas las puteadas son en femenino, entonces en forma de chiste empezamos a decir malas palabras en masculino y nos reimos mucho con esa chiquilinada..
ResponderEliminarbesos