A veces,
las gotas de lluvia,
golpean con recuerdos las persianas con que guardo el corazón,
hasta romper las ventanas,
llenado de cristales la piel.
Tu recuerdo se filtra,
por rendijas de trozos rotos,
que no consigo pegar,
quemando el corazón.
Vendí el alma a unos ojos,
dos estrellas fugaces en mitad de la noche,
que desparecen al día siguiente.
Abrasé como un volcán,
todo lo que me rodeaba.
Con mis labios:
cuando dejé volar versos.
Con mis manos:
cuando descubrí tu cuerpo.
Porque vivir,
es sentir, sentir las cosas,
hasta quemarse.
Santa 10-10-2008
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