Tengo una amante que siempre espera,
hayan pasado semanas, meses o años.
Cada vez con un vestido nuevo,
un perfume distinto, una soledad pura.
Entro en ella con sigilo, sin hacer ruido,
espero que su energía levante el peso de los sentimientos,
en los días nublados que aplastan.
Nunca defrauda está ahí
con su tierra, su agua, su aire.
Las mariposas vuelan
acariciando una flor,
Un rayo salvaje,
seguido por una tormenta de lluvia
empapa mi cuerpo.
Ella decide hasta donde puedo llegar,
el tiempo que pasamos juntos,
el momento de la despedida…
Si no sigo sus reglas,
no habrá otra oportunidad de volver.
La montaña,
arriesgadas curvas de mujer,
siempre femenina, amante fiel.
siempre femenina, amante fiel.
Que maravilloso amor el de la amante y el de su amado, cuanta entrega por ambas partes.
ResponderEliminarBss.
Lectora Anónima: es un amor de toda la vida...
ResponderEliminarEmpezó cuando apenas sabía andar en las montañas perdidas de una aldea de Galicia...
Besos