No creo en los Ángeles, pero existen. Trabajan en hospitales, en plantas llenas de niños enfermos. Donde el futuro es muy corto y los milagros se sortean entre unos pocos.
A uno de ellos dedico este poema, al que tiene piel de mujer y el pelo rojo. Al de los ojos verdes y sonrisa tierna.
Al que con su voz duerme a los niños con un cuento, mientras sus delicados dedos acarician las cicatrices que la enfermedad deja en la piel.
Al que con sus besos consuela a un niño antes de entrar al quirófano.
Un beso de Media Luna
Quien Hace Vive
La memoria de un hombre está en sus besos.
Pero nunca es verdad memoria extinta.
Contar la vida por los besos dados no es alegre.
Pero más triste es darlos sin memoria.
Por lo que un hombre hizo cuenta el tiempo.
Hacer es vivir más, o haber vivido,
o ir a vivir. Quien muere vive, y dura.
Hay muchos más "ángeles" que demonios, eso consuela.
ResponderEliminarQue bonito homenaje a esos ángeles que como tan bien cuentas, nos rodean. Especialmente a los que nos cuidan cuando nos sentimos enfermos y débiles y tristes. Y a los que consuelan a un niño, mucho más.
ResponderEliminarUn beso.