Cuida tus Pensamientos porque se volverán Palabras.

Cuida tus Palabras porque se volverán Actos.

Cuida tus Actos porque se harán Costumbre.

Cuida tus Costumbres porque forjarán tu Carácter.

Cuida tu Carácter porque formará tu destino

Y tu Destino será tu vida...

_____________________________Mahatma Gandhi (1969-1948)

17/6/11

La doctrina del Shock

                       La doctrina del shock es la historia no oficial del libre mercado. En cada lugar del planeta la implantación del libre mercado responde a un programa de ingeniería social y económica que Naomi Klein designa como «capitalismo del desastre».
                      La llamada "doctrina del shock" corresponde al conocido tratamiento de choques electricos aplicados a internos de siquiatricos pero extendido a la sociedad entera, Klein explica como el capitalismo sabe utilizar la violencia en todo su espectro para crear crisis en los individuos e introducir en la estructura completa cambios que en estado normal serian más dificultuosos de lograr.
                       Un relato espeluznante sobre una realidad espeluznante: la poblacion entera es sometida a la ambición salvaje de los que gobiernan nuestro mundo, las guerras, el hambre, hasta los desastres naturales son el combustible que alimenta la gran maquinaria de la economía del shock.

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9/6/11

A desalambrar..!



La utopía está en el horizonte, caminamos hacia ella con paso firme.
 "Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir."

"No creo que valga la pena vivir para ganar.
Vale la pena vivir para hacer lo que la conciencia te dicte que debes hacer,
y no lo que te conviene... Esto vale para todo, para la política, para la vida,
para el amor, para el fútbol."

Eduardo Galeano

7/6/11

Para cuando esto en Madrid..?



Esto es Barcelona! Cuando voy allí siempre salgo con la sensación de que África empieza debajo de Cataluña...

El tema de la bici parece que no interesa a nuestro alcalde de Madrid, a pesar de las manifestaciones que todos los jueves últimos de mes hacemos con la bici crítica.

2/6/11

2 Minutos...

Metro en Roma                                        

                                                El cuento comienza con una sórdida princesa de la que ningún príncipe se quiere enamorar, tampoco hay ninguna madrastra, de las tertulias de la TV, que la quiera envenenar con la mitad de una manzana podrida. Ni viejos, ni enanos que se aprovechen de sus encantos mientras duerme (entre otras razones porque los perdió hace tiempo) ni cazadores de clientes para móviles; porque no tiene con quién hablar.
                 Son las 7‘43h de un día laborable, el escritor viaja en el metro de Madrid deja de leer el cuento y hace transbordo en Tribunal, está ansioso por ver cómo termina el cuento. Sube por las escaleras mecánicas y lee unas líneas más.
                 Después de perder la corona tras una borrachera nocturna, nadie la reconoce y los amigos que la conocen miran para otro lado. Tampoco ella hace por recuperar su autoestima y a su hija Irina, nacida en el 2000. Por la noche, dentro de los bancos corre el riesgo de que la quemen viva, así que vuela(duerme) en el metro (como dicen los anuncios); unas veces tirada en el suelo y otras en los asientos de un vagón, después de meterse un pico en vena.
                La línea 5 es de color verde esperanza (¡Ay presi de la CAM! Quien te vería aquí a estas horas) y todos corren desde el final del andén hasta el principio, donde está la salida más próxima en la siguiente estación. En el techo abovedado cuelga un panel digital, donde informa que restan 2 minutos para que llegue el tren.
                  Hacia la mitad del andén una mujer adelanta por la izquierda al escritor, debe tener unos treinta y ocho años, de melena negra y bolso en hombro. Por su derecha otra de la misma generación, pelo corto castaño, con un periódico de los que dan gratis en la mano. Cuando llegan al final del túnel; se preguntan para qué tanta prisa, se miran entre ellas y luego a él, no saben que hacer mientras llega el tren. Tras unos segundos se va acumulando más gente.
Miran el tiempo que falta para que entre el tren, 2 minutos. 2 Min. para llegar a ninguna parte piensa él. Abre el cuento y sigue leyendo.

              Narcia, que así se llama la princesa de ningún cuento, es rumana. La trajeron engañada de su país prometiéndole trabajo y acabó de burdel en burdel pagando su deuda y su inocencia. La hicieron adicta a la heroína, pinchándola en las venas de los pies. Hace un año después de una paliza se le cayeron unos dientes y la dejaron tirada en la Casa de Campo. Tenía veintiséis años.

              Llega el metro, se suben entre empujones y malas caras. Está lleno, en el fondo hay dos asientos libres entre un montón de gente enlatada como sardinas; corresponden a los que están junto a una vagabunda sin dientes que duerme con la boca abierta. El olor que desprende es nauseabundo. Todos se tapan con algo la nariz para no sentir el hedor del sistema capitalista.

El escritor abre el libro de cuentos, le quedan pocas líneas para terminar.

             Narcia, cuyo nombre es el de una flor, sueña que se le aparece su hada madrina con una mochila mágica. – Pídeme un deseo- le dice.
A Narcia después de pensar unos segundos, se le ilumina la cara con una sonrisa.
– Sácame de este cuento –responde.
Y el hada madrina, saca de su mochila una jeringa y le administra una sobredosis que la deja dormida en el asiento del primer vagón de un metro, con la boca abierta.

Y colorín colorado este cuento, aún no ha acabado…

Santa 02/jun/2011

"No es necesario apresurarse. No es necesario brillar.
No es necesario ser nadie más que uno mismo"

Virginia Woolf (Londres 1882-1941) Novelista y Ensayista británica

Otoño en la ventana

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de la casa de mis abuelos

No a la Valla, todos somos migrantes

ADN online

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