-¿Qué quieres decir con eso, mamá? ¿Amar no es vivir?
- No sé qué contestarte, princesa. A veces creemos que el amor nos da la vida, y muchas veces lo que hace es quitárnosla.
- ¿Lo dices por la abuela?
- Tal vez.
- ¿La extrañas?
- Mucho. No valoramos lo que tenemos hasta que no lo hemos perdido.
-¿Por qué nunca te he visto feliz, mamá?
- Soy feliz, mi vida, a mi manera.
- ¿Quieres a papá?... Nunca os besáis, ni habláis, ni reís.
-¿Es eso lo que debo aprender del amor? ¿Un silencio inexpresivo?
- No se puede forzar lo que o existe.
- Tú y papá… ¿No os amáis?
Aurora no respondió.
-Entonces, ¿qué hacéis viviendo juntos?
-Mar, aún eres muy joven para entender.
bonito texto, sigue dandole duro.
ResponderEliminarCierto.
ResponderEliminarEl miedo y la pérdida de visión acerca de uno mismo y de lo que realmente desea y el valor para soñar aún a pesar de los años,todo eso hace que sigamos viviendo historias por convencionalismos,nunca por amor.
ResponderEliminarUn abrazo amigo
Yo también pienso como la hija. No tiene que haber maltrato de por medio, eh? tampoco es el caso del relato, pero, no se si pesa mas en muchos casos el que a ciertas edades uno no quiera estar solo, o la simple compañía ya se ha hecho costumbre.
ResponderEliminarBesitos.