Cuida tus Pensamientos porque se volverán Palabras.

Cuida tus Palabras porque se volverán Actos.

Cuida tus Actos porque se harán Costumbre.

Cuida tus Costumbres porque forjarán tu Carácter.

Cuida tu Carácter porque formará tu destino

Y tu Destino será tu vida...

_____________________________Mahatma Gandhi (1969-1948)

11/11/10

NADIE HARÁ NADA

                                     Esta carta está escrita por Diego Muñoz, organizador del SaharaMarathon. Está impregnada de impotencia y desencanto, pero es el grito de un hombre bueno que conoce El Sáhara y a los sahrauis. De momento, a los que estamos a esta parte del mundo, no nos queda más que la divulgación de las noticias que vayan llegando de El Sáhara Occidental.
Toda esperanza ha desaparecido, ¿qué les queda a los débiles y a los desterrados?

TRANQUILO MOHAMED, NADIE HARÁ NADA


Escepticismo. Es el sentimiento más generalizado para resumir la sensación que le queda a uno al leer, día tras día, las dramáticas noticias que llegan del Sahara Occidental. Tristeza, rabia, indefensión e indignación son otras de las sensaciones que cualquier ciudadano de bien tiene en estos momentos. Quienes sufren situaciones de extrema injusticia en el mundo tienen siempre, estén donde estén, la misma esperanza: "la comunidad internacional vendrá a ayudarnos". Con esa ingenua y lógica suposición han muerto a millares, o mejor dicho a millones, civiles inocentes de todo el mundo.

Ahora les toca a mis amigos saharauis. Después de tantos años de sufrimiento pacífico y de llamadas a la cordura y al cumplimiento de las resoluciones de la O.N.U., las circunstancias han llevado a los habitantes del Sahara ocupado a levantar su voz contra la injusticia. A cambio han recibido una más de las demostraciones de fuerza, intransigencia, intolerancia y dictadura marroquíes.

Pero no pasa nada, el Rey Mohamed VI puede estar tranquilo y lo sabe. Es un político feudal y torpe pero ya le tiene cogido el pulso a la comunidad internacional como para saber hasta dónde puede llegar. Hasta donde quiera. Lo demostró en el asunto Aminetu Haidar, tensando la cuerda al máximo y sacando de quicio a los que tímidamente intentaban hacerle reconsiderar su posición, y lo está demostrando ahora con una nueva exhibición de fuerza dictatorial para resolver una pacífica y justa protesta.

Mohamed sabe ya que no pasa nada por torturar en las cárceles, reprimir manifestaciones salvajemente o detener por motivos políticos. Cuando le acusan dice que es mentira, que las fotos son invenciones de los saharauis y hace lo posible por silenciar el asunto. También sabe que no pasa nada por expulsar periodistas o eurodiputados o quien quiera que se intente inmiscuir en sus asuntos o ser testigo de sus atrocidades; ya lo ha hecho muchas veces, no les deja pasar y a otra cosa, que como mucho llegará una nota de una embajada quejándose levemente. Tampoco le importa que se golpee a periodistas extranjeros, sabe que como mucho le harán una crítica en sus respectivos periódicos y él dirá que son medios anti marroquíes. Y a partir de ahora, a Mohamed tampoco le preocupa matar impunemente, aunque sea a un niño y enterrarlo sin conocimiento de la familia, no sea que haya altercados. Qué más da, si nadie va a decir nada.

Y con esa tranquilidad ha afrontado el espinoso asunto del campamento protesta de El Aaiun. Se ha asegurado el apagón informativo impidiendo la presencia de cámaras o periodistas y lo ha arrasado. Después, como él es el administrador de la información, lo que le llega al mundo es que los salvajes saharauis mataron a un montón de policías marroquíes y que son terroristas. Nos llaman idiotas. ¿Qué no habrá pasado allí?, ¿Qué no estará pasando en estos momentos en El Aaiun?, ¿Cuántos indefensos saharauis estarán pensando ahora mismo que la comunidad internacional irá a ayudarles?

La respuesta es clara, Mohamed puede terminar su trabajo, puede llegar hasta donde quiera que nadie llegará a socorrer al saharaui que pide ayuda. Morirá como aquel ruandés que mandó una nota de auxilio a las autoridades diciendo "Esta noche seré asesinado junto a mi familia" y efectivamente lo fue; o como los civiles iraquíes que pensaban que el enorme movimiento popular internacional iba a impedir que la terquedad de unos pocos dirigentes les hiciera morir a miles; o los palestinos, ya acostumbrados a todo tipo de sufrimientos, pero que seguían creyendo que la ONU, Europa, América o quien fuese iba a impedir que Israel bombardease Gaza con fósforo el año pasado llevándose por delante a más de mil civiles... La lista sería interminable y eso sin incluir los que ya perdieron toda esperanza y saben de sobra que la comunidad internacional no existe o más bien que ellos no existen(Sudán, Somalia, Tibet...).

Por eso Mohamed está tranquilo porque sabe que como mucho llegará una tibia nota pidiendo mesura o solicitando la reanudación de esas conversaciones que tienen como objetivo alargar el proceso y diluir en el tiempo las esperanzas saharauis. ¿Dónde está la ONU?, ¿Qué fue de los Derechos Humanos?, ¿Qué es el Tribunal de La Haya?, ¿Dónde fue a parar la Comunidad Europea? La respuesta es desoladora y aboca al más absoluto escepticismo. En este mundo se ha impuesto un sistema de patio de colegio en el que los chulos, los fuertes y los malos imponen sus reglas y amedrentan a los débiles, que acobardados ríen sus gracias sin atreverse nunca a levantarles la voz.

Uno a veces confía en ese optimista dicho de "cuanto peor...mejor" y piensa que una situación crítica ayudará a remover el tema y a despertar las conciencias, pero la historia no es muy alentadora. Esto estará unos días más en los periódicos y luego será relegado por una nueva corruptela de Gurtel, alguna crisis financiera o el comentario insípido de cualquier famosete. Y el Saharaui de turno se pudrirá en la cárcel, gritará sordamente mientras le torturan y se tragará su dignidad con rabia e impotencia.

Muchos teníamos depositada nuestra esperanza en Obama, pero poco ha tardado en desvanecerse el efecto "yes, we can" y pronto le han dejado claro sus compatriotas que no están con él. Y en España, juez por derecho y obligación del conflicto saharaui, la actitud cobarde de un Gobierno excesivamente diplomático, nos hace a todos sentir vergüenza ante el pueblo saharaui. Qué oportunidad está perdiendo, una vez más, Zapatero, para hacer un guiño a la izquierda y recuperar la confianza que le permita reducir la distancia en los sondeos, que es lo único que realmente importa en este mundo.

La única esperanza, ligera esperanza, está una vez más en el pueblo, en la gente y, en estos momentos, en la fuerza de las redes sociales, muchas veces criticadas, pero con un enorme potencial como canal para la rebelión. De hecho, si sabemos algo de lo ocurrido en El Aaiun es gracias a esos vídeos grabados con el teléfono colgados en You Tube y a los mails que a duras penas consiguen superar la censura y el apagón informativo. Son esas redes las que tienen que empujar con la fuerza del uno más uno más uno para intentar conseguir un mundo más justo porque si seguimos confiando en la diplomacia podemos esperar durmiendo. En el caso saharaui, esperar decenios a que Marruecos, ese maravilloso país de gente encantadora, se quite de encima su monarquía absolutista, haga su transición y pueda plantear el asunto del Sahara desde un punto de vista democrático.

Diego Muñoz Avia

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