Cuida tus Pensamientos porque se volverán Palabras.

Cuida tus Palabras porque se volverán Actos.

Cuida tus Actos porque se harán Costumbre.

Cuida tus Costumbres porque forjarán tu Carácter.

Cuida tu Carácter porque formará tu destino

Y tu Destino será tu vida...

_____________________________Mahatma Gandhi (1969-1948)

19/9/08

Epílogo (La Ciudad Oscura)

7. – Los amigos

Debe ser cerca de las dos de la tarde, el aire huele a lluvia, el murmullo del agua corriendo me confirma mis sospechas. Estoy oyendo el motor de un camión acercarse, hay un ruido ensordecedor, me voy aproximando hacia él con precaución.
Otro hierro me sirve de bastón. Debo estar a veinte metros del ruido, sigo a tientas hacia el lugar de donde procede. ¡Arena, he tropezado con arena!
-¡Socorro, que alguien me ayude! – El camión ha descargado tanta arena que me ha tapado hasta las rodillas. Sigo gritando.

Trepo por la montaña de arena, se deshace bajo mis pies como arena movediza. Lo intento a cuatro patas pero me hundo.
Arriba oigo como revolucionan el motor del camión, se va. Hay una máquina que se mueve sin parar, oigo algo metálico chocando entre sí, parece la estructura de los andamios... Sí están desmontando los barrotes que sujetan el techo.

Estoy sentado en un montón de arena, el mismo que me salvó de escalabrarme la cabeza. Vuelvo a oír al perro ladrar, he perdido la barra de hierro con la que podía defenderme.
Cada vez le oigo más cerca, ha dejado de ladrar, mala señal.
Le hablaré en tono amigable, en el curso de perros guía nos contaron que ante un perro nervioso y agresivo había que hablarle con palabras de afecto.

-"Rufo tranquilo, no pasa nada, no tienes que tener miedo de mí. Soy un pobre ciego perdido en esta ciudad oscura llena de obras."- Le oigo acercarse, debe estar a diez metros, está gruñendo...
-" Ven Rufo, toma ven; ayúdame a salir anda. Perdona que te llame Rufo, pero no sé tu nombre..." – Está a tres metros y vuelve a ladrar, menos mal.
-"Ven hombre, no tengas miedo. Mira mis manos; ¿Ves?. No tengo nada que ocultarte" – Le muestro mis manos; con la palma hacia arriba, de pronto noto como una lengua lame las heridas que tengo.

"Gracias Rufo, buen chico, eres un perro muy listo. ¿Verdad?". Lo acaricio, tiene una cicatriz en la cara y otra en un costado. Al pasarle la mano noto la forma irregular, amorfa de las cicatrices; debieron de romperle alguna costilla.

-"¿Quién ha sido el cabrón que te ha hecho esto... ? ¡ Ya me enteraré"!- Me abrazo a él y lloro mientras me lame la cara, "eres muy cariñoso que debes ser un Boxer. Deja de lamer hombre, que me llenas de babas."- Parece que entiendes todo lo que le digo- (protesta ladrando). "Bueno, bueno, pues ladra todo lo que quieras."

-"¿Hay alguien ahí? ¿Jorge...?"- Alguien dice mi nombre, contesto con un grito.
-"¡Socorro! ¡Auxilio!" – Grito más, con todas mis fuerzas.

-"Tranquilo Jorge, ahora bajamos por usted, está aquí su amigo Fulgencio."
-" Fulgen, gracias a dios..."- Mi amigo de la adolescencia y compañero de trabajo.-

Me encuentro en mi casa, de baja por un esguince grave. El médico me ha dicho que reposo absoluto durante diez días. Mi madre se ha venido a cuidar de mí con sus setenta y nueve años.

Para ella sigo siendo un niño. Fulgen se acaba de ir, me ha traído el mejor regalo que podía esperar.
No estaré solo, mientras me recupero. Tengo conmigo al mejor amigo del hombre después de Fulgen, a Roky.

¡Roky, deja morder mi bastón, que ya te has cargado tres!

FIN

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"No es necesario apresurarse. No es necesario brillar.
No es necesario ser nadie más que uno mismo"

Virginia Woolf (Londres 1882-1941) Novelista y Ensayista británica

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